Verguenza.

oidoEste post debería subtitularse: Cómo ser un completo energúmeno sin pretenderlo.

Hace tres días atrás me dieron un viaje, tenía que recoger a una señora ciega y llevarla a una conocida farmacia, ida y vuelta. Normalmente esa información me la mandan por la terminal de computadora que tengo en mi taxi: el nombre, el destino, dónde recogerla y si tiene algúna otra característica ( bastón, andador, silla de ruedas, débil visual, etc).

Cuando llegué y mando el aviso de que la espero, veo que sale una señora negra, alta, delgada, mayor y con el pelo todo parado, parecía que la acababan de electrocutar. Le digo desde el carro:

– Katherine Wilson?

No hay reacción, sigue caminando en dirección a mi carro, con los ojos cerrados y sin bastón. Me bajo apresuradamente .Cuando me voy acercando le vuelvo a preguntar:

– Katherine Wilson?

Nada.

Así que me acerco lo suficiente para que me agarre del brazo y entonces me dice:

– Tienes que hablarme al oído, que estoy sorda.

Vaya por Dios, eso no me lo habían dicho.

Le grito:

-Katherine Wilson?

Nada.

Al fin, resignada, la ayudé a subir al taxi, imaginando que era ella.No bien se sube empieza a darme instrucciones de que tenemos que ir a la farmacia a recoger unas medicinas, cosa que ya sabía y me vuelve a repetir que está sorda, cosa que ya sabía también.

Cuando llego a la farmacia me dirijo en el taxi a la ventanilla de recogida en autos, allí me preguntan el nombre de la señora y les digo, pero luego me preguntan la fecha de nacimiento, ja ja.

Me viro en el asiento y grito:

– ¿Su fecha de nacimiento?

Nada.

Vuelvo a gritar a toda voz y parece que sintió las vibraciones o algo porque me dice que le hable al oído, ¿cómo iba a hablarle al oído si estábamos sentadas una delante y la otra detrás? Cuando estoy por bajarme , se arrodilla la vieja al lado mío , me toma de la mano y me introduce un manojo de pelos en la boca, al acercarme el oído a la cara. Le grito:

– Su fecha de nacimientoooooooo!

Nada.

Le vuelvo a gritar, ya desaforada, mientras me sacaba algunos pelos de la boca y en eso, por un milagro, me entendió y me respondió.

Superado ese paso, me dicen los de la farmacia que tiene que pagar 1 dolar y 10 centavos.

Le grito al oído:

– UN DOLAR Y DIEZ  CENTAVOSSSSSSSSSSSSS.

Me contesta :

– ¿ Ocho?

– UN DOLARRRRRRR Y 10 CENTAVOSSSSSSSSS- vocifero.

– ¿ Ocho?

– UNO, UNO, UNO-  le grito, histéricamente,  mientras agito, como toda una imbécil, un dedo delante de su cara, hasta que recordé que era ciega y escondí el dedo a toda prisa.

– UNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!.-ya con las venas del cuello a punto de reventarse.

– ¿ Ocho?

Ok, de acuerdo, pago yo, les dije a los de la farmacia , que contemplaban el espectáculo sin inmutarse.

Agarré las medicinas completamente histérica, se las puse en la mano y arranqué casi chillando gomas.

Cuando llegué a su edificio, vuelvo a gritar, ya ronca:

– Me debe 5 dólaresssssssssss.

-¿ Ocho?.

Salté del taxi y entré al edificio, allí estaba una enfermera, le digo:

– Necesito ayuda- mientras las gotas de sudor me corrían por la cara.

Y me contesta:

– No estoy trabajando ahora.

Perfecto, ok, está bien, como quiera, totalllll. Yo puedo llevarme a la señora a mi casa y ponerla a vivir conmigo hasta que se muera de vieja.

Y en eso se acerca una señora y me dice que va conmigo. Le explico por el camino lo sucedido y que me debe 5 dolares la clienta.

Cuando llegamos ya mi pasajera se había bajado del taxi y estaba allí parada, desamparada, esperando por mí.

Se le acerca dulcemente la que venía conmigo y le dice:

-¿Dónde dejaste el aparatico del oído?

No hay respuesta.

Luego le toma las manos y le dice, con voz muy baja, cerca del oido:

– Cinco.

Mi clienta se sacó del bolsillo 5 dólares, se los dió, ella me los dió a mí, me monté en el taxi y me fuí.

Hasta el día de hoy me dura la verguenza.

8 pensamientos en “Verguenza.

  1. ¿Qué ibas tu a saber que además estaba sorda porque olvidó su aparato???…me he reído a tus costillas…y algún día tu también te reirás acordándote de este episodio…

    ¿qué tal con el cliente del marido de Inma? ¡hasta esquiar! ¿será que precisamente porque veo hacia donde me dirijo no me animo a esquiar yo??? a lo mejor es eso….

    Saludos a todos,
    Ale.

  2. Digo como loquemeahorro, ¿no le podía nadie hacer el favor de acercarse a la farmacia? o ¿lo tienen de terapia para que a la señora le dé un poco el aire?

    Hece unos años mi marido se torció un tobilllo y tenía que estar en reposo, entonces vivíamos en Huelva, en un tercero sin ascensor. Y por tema de trabajo le urgía ir a una urbanización de un playa cercana a ver una parcela, había quedado con el cliente. Yo me ofrecí a llevarlo pero antes había que recoger al cliente. Ayudo a mi marido a bajar los tres pisos, conduzco hasta donde era la cita y el cliente era ciego. Yo me veía como en la peli «no me chilles que no te veo». Se monta en el coche a mi lado y me iba indicando el camino, de una forma… que yo decía: este tío ve. Increible. Y las explicaciones de la parcela… Yo no paraba de observarlo. Escamada. Entre muchas conversaciones, porque era muy interesante, nos contó que ese verano había hecho el camino de santiago, acompañados de su perro y su hijo. Pero ya para flipar, el tío esquiaba…

    Saludos desde Andalucía

  3. ¡Qué manera de reir! Además, porque tengo la ventaja de que escucho tu voz y veo ese dedo agitándose delante de la mujer, jajaja. ¿Te acuerdas del día de la pizzería cuando levantaste el tenedor y dijiste: al fin, y el trozo de pizza salió volando a la otra mesa? Vergüenza pasé yo…
    Cuando escribes esas cosas te extraño más, nif, nif.
    AD.

  4. Vergüenza ajena, porque tú realmente vuelves a ser la mejor candidata a «Taxista del Año», porque anda que no se quedará la gente con los 8 dólares de la pobre señora.

    Pero vamos, que si le hace el recado alguién de la residencia… tampoco pasaba nada.

    Eso sí ¿y lo que me he reído?

  5. ayyy madre!! ¡¡pero cómo no te avisan de que es sorda, ciega y que te va a hacer sudar la gota gorda!!
    Madre, la de cosas que te tienen que pasar trabajando en un taxi…

  6. Q mal rato..
    Duele tener q cobrarle a alguien en esas condiciones…T cuento algo:aún en Cuba yo, un día «boteando» ilegalmente, debí llevar a un hombre sin brazos hasta determinado lugar.Al llegar m dice q meta la mano en su bolsillo y saque el dinero d ahí: lo hice, y hasta el día d hoy, justo desde el instante en q monté otra vez en mi carro,cada día d mi vida m arrepiento, m averguenzo y siento asco d mi mismo x haberlo hecho….
    saludos.

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