Las heridas que tú causas
gozan de buena salud.
Roque Dalton.
En qué papel inviolado
puedo arrojar mis labios torcidos
la extraña seguridad de no culpa
de gran verdad.
Dónde las cenizas de mis muros
cortezas que abandoné para entregarme.
Con qué verbo le cierro la puerta
al deseo de correr
jinete sobre la lengua
por tus dientes desamparados.
Qué frase me reconstruye
si falto
porque soy la más tímida de tus camisas.
Con qué párrafo asesino mi amor.
Cómo escribo los eternos
adjetivos dolorosos
pobres inválidos del idioma.
Así no pretendas un buen poema
que ésta muerte es joven
y no le gusta gritar.
Maravillooooooso, niña da gusto leerte, tengo que sacar tiempo para leeros a todos los que estais por ahí «emblogados», seguro que descubriré maravillas.
Es muy bueno como nombras y llebas de una cosa a la otra con las palabras alcanzando como un climax, muy parecido a la musica creo, claro siento arte.
Ah, que por fin me he acordado (es por falta de tiempo/memoria) lo juro, de dejarte un comentario en la blogoteca.
Espero no haber sido muy sosa (soy más seca que la mojama)
pd. Estoy inscrita en los premios aunque todavía están «validando» mi candidatura o algo así.
Ah! creo que he conseguido votarte!!
Preciosa, guapa.
Hoy estoy súper liada, preparando cosas del trabajo antes de irme de vacas, y no tengo la cabeza para muchas poesías, pero aún así, me ha gustado.
Hermoso y con mucha fuerza.
Gracias, niña.
¡Genial!
AD.
Ade, qué bueno que te gustó. Un besito.