Vuelvo a la carga

Vuelvo a la carga con un poemita que escribí hace poco, cuando ví un video que guardaba mi hermano en el que aparecía este amigo,Alex Alvarez de Guisa, que de tan querido duele y al fin pude escribir algo sobre el,despues de tanto tiempo de sentir esta pena. .

ALEX

Alex, Viejo

Hace 11 años que no te olvido

Hace 11 años que me dijiste:

esta cervical me esta matando

y dos dias mas tarde

te empezo a matar

no ella

sino el puto cancer

que te convirtió la nuca en piedra

y te borró de nuestras vidas

mucho antes de que Fidel se muriera

porque me dijiste una vez

que tu lo único que querias

era sobrevivir a ese hijo de puta

pues que sepas, Ale

el viejo hijo de puta sigue vivo

y a este paso ni yo lo sobrevivo

porque quiero que sepas Ale

viejo

que cuando te fuiste

se me partió todo en tantos pedazos

que a veces no me encuentro

y sin remedio podría acabar siendo

otra persona diferente

a la que tanto y tan totalmente

te llora a ti.

 

Recuerdos trascendentales.

 Dicen que cuando la gente está ahí, a un milisegundo de colgar el paraguas, guindar el piojo o en otras palabras, morirse, se acuerdan así, de pronto, de los momentos más importantes de su vida, yo no sé si eso es verdad y no voy a morirme ahora para comprobarlo porque después no les puedo ni decir si era verdad o no, el caso es que, ahora que cumplí 50 añitos, traté de hacer un breve repaso de mi vida, tarea que abandoné a los 5 segundos porque no voy a malgastar el tiempo que me quede de vida recordando, sino viviendo.

El caso es que me dí cuenta de la importancia y trascendencia de algunos de mis recuerdos, de la selectividad con la que los he ido acumulando, del criterio elitista conque los almaceno, de la relevancia, en fin, de mis recuerdos. Y para muestra, un botón:

Tengo el recuerdo imborrable del momento, allá en los años 70, en que mi ex-vecina, una señora mayor, solterona, me llamó a su reja mientras yo pasaba por delante y me dijo en un susurro y con cara de angustia:

– No puedo seguir viviendo así.

Le dije: Pero..¿qué le pasa?

Y me contestó:

– Me pica el pipi.

 

Como ven, acumulo recuerdos importantes sin parar.

Libros contra plátanos.

 

  Leyendo estaba yo y muriéndome de la risa con el post «Cien por Cien Barro« en el blog de nuestro estimado amigo «El por qué de una mosca encerrada en un bote», cuando me acordé de aquella ocasión, cuando empezaba a vender libros en la Feria de Malecón, un mercado turístico al aire libre en el que se vendía cualquier cosa de artesanía y además libros de viejo, en que viene una señora mayor del mercado, con una mano de plátanos llenos de tierra y suciedad y me los pone, nada más y nada menos, que encima de un Quijote encuadernado en piel del siglo XIX, que tenía sobre una mesita en exposición.

Yo, que venía con la sonrisa en la cara a atenderla, quedé con la expresión congelada que se fue transformando de a poco en una de horror. Le digo, con toda la delicadeza del mundo:

-Señora, ¿Ud. sería tan amable de quitarme los plátanos de encima de mis libros?

Y me contesta la señora a viva voz:

-Bah, total, mis plátanos están más limpios que tus libros y yo los pongo donde me dé la gana.

-Señora, dije yo, como una santa, si Ud. no los quita los quito yo. Me está ensuciando mi Quijote.

-Mira, me dice gritando, si quieres llámame a la policía, qué tanta cosa con los libros, ni que fueran tuyos.

-Pues sí son míos, le dije,los libros, los estantes y todo lo demás, para eso le pago al Estado por vender en éste lugar.Y me quita los plátanos o le llamo a la policía.

-Ladronaaaaa, me grita,ladronaaaaaaaaaaa, seguro que le robas los libros  a los pobres viejos como yo y ya me voy, total, tus libros son una porqueríaaaaaaaaa.

Hasta ahí llegó mi paciencia, salí despedida a quitar los dichosos plátanos del libro cuando la señora los agarra a toda velocidad y sale caminando rápidamente, mientras me gritaba:

-Ladronaaaaaaaaaaa.

-Loca de mierdaaaaaaaaa, le contesté yo, ya descompuesta y gritando también, mientras le pasaba una mano temblorosa al Quijote para sacudirle los terrones.

-Asesinaaaaaaaaaaaa, me grita, mientras se aleja.

– Vieja comemierdaaaaaaaaaaaaaaa, le grité a mi vez, fuera de control completamente.

– Métete los libros por el culooooo,me contestó vociferando , un poco más lejos ya.

-Locaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, le grité frenética.

Y asi nos estuvimos diciendo lindezas por el estilo, hasta que ya casi ni oía su voz.

En ese momento, temblando de la ira, miré alrededor y me dí cuenta de que todos estaban mirándome.

Me callé la boca, corrí a esconderme parcialmente detrás de los estantes y me admiré de haber caído en semejante escena, me horroricé por mi destemplanza, mi falta de control y no obstante, mi última frase, antes de sentarme a vivir el resto de mi vida con el recuerdo de aquello, fué:

– A mí los Quijotes no me los toca nadie.

Y no me los tocan.

 

 

El Ritmo Pilón.

Muchas veces me he integrado al mundo, claro está, cuando pude conocer el mundo. De lo que la gente la mayor parte de las veces no se da cuenta, es de que los cubanos vivimos toda nuestra vida, mientras vivimos en Cuba, en un casi total aislamiento. Y entonces nos pasa, como a mí, que en los años 80 , cuando viajé a Mongolia , me parecía que por primera vez me iba a integrar al resto del mundo. Como joven al fin, en ese momento despreciaba la música cubana y era fanática, como lo sigo siendo ahora, de las baladas en inglés.

Y así anduve , integrandome al mundo, durante un montón de meses, hasta que un día maldito, el 31 de Diciembre, para ser más exactos, alguien, quién sabe de dónde, en ese rincón perdido del mundo, en la fiesta de fin de año europea, me salió con una grabación de la pieza bailable El Ritmo Pilón, de Pacho Alonso, un ritmo que creó, allá por los años 60 y que tiene su propio baile¨, muy cadencioso. Esa música, sencillamente, me mató y sin  pensarlo dos veces, saqué a bailar al primero que me encontré y aunque estoy segura de que el baile resultante fué un desastre, por unos instantes, inflamada de pasión,  fuí la estrella de mi propia música, de mis propios ritmos, de mi cultura. Hay cubanos que son maestros del baile popular, gente que baila con un ritmo sensual que sólo puede venir de su propia sangre, un ritmo que me levanta, me entusiasma y que me hace moverme, provocativamente  y sin querer,  a su son, como puta en desespero.

Y así, a través de un ritmo bailable, descubrí lo que me diferenciaba del resto, especialmente de los europeos y en particular de los españoles, que son mi debilidad: la sensual música bailable cubana, sea salsa, son, rumba,pilón, cha cha cha, mambo o lo que sea. No todos los cubanos, desde luego, sentimos esa pasión irresistible, esa atracción, pero es incuestionable que lo sentí como un llamado y que lo sigo sintiendo hoy en día. Hasta Ade, mi prima del alma y autora de tan excelentes posts, la persona que menos se imaginaría nadie que pueda sentir algo así, un día me dijo, medio en broma medio en serio: cuando Benny Moré canta, SE ME VAN LOS PIES, que es una forma de decir que no puedes resistir el impulso de echarte a bailar .

Y así, de esa extraña forma, me encontré definida sin quererlo, parte de una comunidad que no necesito para vivir, miembro inútil de una cultura que está por definirse pero que indiscutiblemente , sin razones ni lógicas, se estremece cuando suena éste, que aquí les presento, el Ritmo Pilón, de Pacho Alonso:


Y que Dios me sorprenda  confesada, pero el Ritmo Pilón, como cualquier otro ritmo cubano, es  SIN MISERIA.

Y qué rico es.

PD: De mi herencia hispana, que también llevo en la sangre y mi extraña relación con la JOTA, tendré que escribir otro día.


Mi Vacación.

Y no lo digo por error, fué Mi Vacación, en singular, porque duró exactamente 24 horas.

Para una persona como yo, que llamo mi segundo hogar al apartamento donde vivo y mi hogar al taxi, dadas las horas que paso en cada uno de ellos, que en el último año y 3 meses me he tomado en total 5 días completos de descanso, incluyendo a Mi Vacación, que no descanso nunca  los fines de semana y que trabajo de 10 a 12 horas diarias, el haber salido de Houston desde las 5 de la tarde del Sábado y no haber regresado hasta el Domingo como a las 7 PM , fíjense bien, el Domingooooo, eso es ya el próooooximo díaaaaaaaa, ha sido algo realmente maravilloso.

La idea era ir a Freeport, que está al Sur de Houston y tiene costas con el Golfo de México y dedicarnos a pescar y pasear. Así que ni cortos ni perezozos, Yuli, el niño y yo, partimos en el taxi.

Previamente habíamos reservado online una habitación doble en un motelito de mala muerte , que tenía el indudable mérito de ser muy barato, permitir fumar y tener un televisor y una neverita para las indispensables cervezas.

Así que , llena de alegría, partí al mando de mi nave espacial, antiguamente conocida como Yellow Cab, hacia Freeport  y como Yuli puso mal la dirección en el GPS, escribió  East Highway 332, cuando era sólo Highway 332, pasamos por el lado de la población donde supuestamente estaba el motel y seguimos, llenas de sorpresa, en dirección al mar, cada vez mas cerca y felicitándonos por la buena suerte de haber escogido un alojamiento tan cerca de la costa.. hasta que ya , a unos 200 metros de la playa, tuvimos que rendirnos a la evidencia de que nuestro hotelito había desaparecido por ensalmo o habíamos puesto mal la dirección. Yo, como una santa, no dije una palabra y sonreí de oreja a oreja.

Rectificada la confusión y sin que nuestro ánimo decayera lo más mínimo, dimos vuelta atrás hasta encontrar el motel, de aspecto decadente y maltrecho, pero perfecto para el propósito.

Dejamos las escasas pertenencias  y nos lanzamos en busca del Walmart más cercano, previas maniobras en el GPS, porque a mis queridísimos acompañantes se les había olvidado traer algún abrigo con la emoción del viaje, pese a que fué lo último que les recordé antes de salir . Yo, como  una santa, no dije nada y sonreí de oreja a oreja.

Yo, que soy una experta en el uso del GPS, les digo que nunca, nunca, confíen por completo en el artilugio, porque ,gracias a el, estuvimos recorriendo millas y millas por caminos vecinales sin fin, hasta dar con la próxima población. Cuando ya parecía que todo estaba perdido, encontramos Walmart y unos abriguitos de 3 dólares cada uno magníficos.

Buscando un lugar donde comer, pasamos de largo lugares de fast food de aspecto exquisito y  restaurantes variados de todo tipo hasta dar con un restaurante mexicano, que tuvo la dicha de ser el peor de todos y tan contentos, nos fuimos a dormir, porque el cuerpo no daba para más.

El día siguiente , que habían anunciado sería soleado también, amaneció completamente nublado y con unos vientos del Polo Norte que estremecían, así que no bien localizamos el muelle de pesca tuvimos que salir corriendo a buscar algo como unas capas de lluvia que nos protegieran de la brisa helada y al rato encontramos, en una tiendecita de todo por un dolar, unos ponchos de nylon transparente , desechables, que servían a la perfección.

Armados de semejantes cubiertas, cuyo único defecto es el incesante batir contra las orejas con un ruido espantoso, nos adentramos en el muelle que apenas si se defendía contra las olas de 2 metros que lo azotaban. Cuando uno está dispuesto a pescar, está dispuesto a pescar y no hay nada que te disuada, así que lanzamos nuestros nylons al mar, sin dejarnos intimidar por el hecho de que nada picaba y de que perdíamos un anzuelo tras otro en las rocas que poblaban el fondo.

Luego de varias horas luchando contra todo: el Mar, las salpicaduras, las olas, el viento , las rocas y el Mundo, logramos capturar 6 pececillos insignificantes que devolvimos al agua, para ver si alcanzaban la adultez algún día. Desesperadas, Yuli y yo, por la necesidad de hacer pipi, miramos a los lados y constatamos que las personas más cercanas se encontraban a más de 200 metros de nosotras, así que Yuli se agachó y con los peces como únicos testigos, orinó en el murito , al rato procedí yo a la misma operación, miré a ambos lados, todos estaban lejos así que, con un barco que salió de la nada de pronto y una tripulación de unos 15 hombres como únicos testigos, oriné también.

Rendidos y agotados, pero con el ánimo en alto, dejamos la pesca para otro día y emprendimos el regreso a Houston, que se vió coronado con una comida exquisita en Applebees. Y el regreso al hogar , dulce hogar.

Aunque pueda parecerles que fué un fracaso Mi Vacación, no lo fué en absoluto, de hecho he cargado las pilas un montón, manejé el taxi como si no fuera el taxi, si no el vehiculo de los cielos y fuí y vine del Paraíso  con todo un día por el medio.

Y estoy tan contenta, que del tiro, escribí éste post.

Los Reyes Magos.

Yo creí en los Reyes Magos, allá, hace muchos, muchos años, cuando yo era muy chiquita mi hermano y yo esperábamos y esperábamos, al borde de un ataque de esperanza, tratando de no dormir, pero siempre , al final, rindiéndonos al sueño, la maravillosa mañana en la que, al despertarnos, corríamos como locos al sofá de la sala y encontrábamos la maravilla.

La maravilla adquiría diversas formas, pero siempre era la maravilla.

Un día, de pronto, gracias a nuestro gran líder, los juguetes desaparecieron de las tiendas, así como la comida, que era mucho peor y se implantaron las así llamadas ¨libretas de racionamiento¨, desde ése momento, desaparecieron los Reyes Magos  y los juguetes que llegaban al país, exclusivamente por esas fechas, se dividían en ¨básicos, no básicos y adicionales¨, a cada familia, según dónde viviera, la metían en una lista, que supuestamente, sorteaban a ver a quienes correspondía comprar el primer día, a quién el segundo y así, la clasificación de los juguetes la determinaba alguna oculta persona de ¨arriba¨, que decidía cuál era un juguete básico y cuál no. En general, se suponía que los básicos eran los más lindos y llamativos, los no básicos, los siguientes en el gusto y los adicionales la pura caca que sobrara.

A mi, en los dos años o tres, que participé en éste sistema, creo que el límite de edad era 12 años, después de eso, dejabas de ser niño a todos los efectos, jamás me tocó el primer día, mi mamá recorría con nosotros la tienda y nos decía que miráramos y decidiéramos qué queríamos, total, por gusto, porque al quinto día, cuando nos tocaba comprar, ya no quedaba nada que sirviera, mi año más afortunado fué uno en el que quedaba un muñequito de lo más chulo, que se suponía venía en pareja con la hembrita, pero que a esas alturas, habían divorciado sin más preámbulos, así que a mi me tocó el machito y a Ade, mi prima, la hembrita.

En esas lides, metían cualquier cosa que se les ocurriera, así que un año me tocó un tocadiscos portátil alemán de maletica, que no sería ningún juguete ni cosa parecida, y que cuando lo recibí me morí de desilusión, pero que en años subsiguientes fué uno de los objetos más útiles de la casa y una de las maravillas más recordadas por mi familia.

Roto entonces, el encanto de la infancia, las cosas se volvían más prácticas, y la gente negociaba en las calles juguetes de un tipo por otro y se hacían tratos de todo tipo.

Y no debería lamentarme, porque en años subsiguientes, los juguetes, sencillamente, desaparecieron, casi hasta hace poco, en los que los empezaron a vender de nuevo a precios prohibitivos, sin necesidad de libreta de racionamiento, pero sólo a aquellos que pudieran pagar semejante extravío.

Es difícil entender a los cubanos, lo sé de primera mano, pero aquellos que no vivieron éste tipo de cosas que nosotros hemos vivido, quizás no logren aquilatar, verdaderamente, la marca de vida que deja nuestra sacrosanto socialismo en las vidas individuales de cada ser que, viniendo al mundo inocente, tuvo la desgracia de nacer en Cuba y sobrevivir.

Y aunque parezca triste el post, de hecho lo hice, no por lo que pasó después, al contrario , lo he hecho por los fantásticos años de infancia que tuve hasta ese momento, por las esperanzas , los anhelos,los sueños, la maravilla de ser niño y esperar el día más lindo del mundo en la próxima mañana.

Por el niño que todos llevamos dentro, por los Reyes Magos, por Santa Claus, y por los sueños , levanto mi copa de vida y a la salud de todos.

Un abrazo, niños y niñas.

 

Happy New Year!

No podía dejar que éste miserable año se fuera para siempre sin escribir un post, así que aquí me tienen otra vez. Recapitulando un poco, ha sido el año más fantástico de mi vida en internet, en menos de un año he logrado conocer, apreciar y amar a este grupo de blogueros, que por alguna razón, nos hemos sentido afines, unidos sobre todo, por el amor a los libros, que tanta riqueza nos han dado, por el humor, la cocina y tantas otras cosas más que han surgido a lo largo del camino, en el que algunos hemos sufrido altas y bajas, mientras otros nos han llevado de la mano de la estabilidad, salvando al grupo de la deshonra y la ignominia blogueril.

Así que para empezar quiero dedicarle éste post  a mis queridas blogueras y blogueros (debería decir queridos, pero me sonaba mejor queridas) que tanta felicidad y alegría y conocimientos y humor han traído a mi vida. Sin orden ni concierto:  lamemmour, azote, loquemeahorroTeresa, Ale,  Ade, los guisantes, laprimadeaudreyEva, Isi,   Lillu, la mujer QuijoteMidnight Eclipse, Hilario, PatilawriterJosetesótano 71, el por qué de una mosca, michell, norberto, carli, yuli, homolibris y tantos otros que tendrán todo el derecho a reclamación al no haberlos mencionado.

Mi mamá me sugirió en estos días que escribiera una de mis anécdotas de Mongolia, maravilloso país en el que viví casi un año cuando era mucho más joven , allá por el año 1986 y del que tengo montones de recuerdos, así que, con este post iniciaré una nueva categoría, que de forma completamente original y nunca vista se llamará : De mis recuerdos.

Allá, en el largo verano de Mongolia, que dura exactamente un mes: Agosto, me invitaron una vez algunos amigos mongoles a una excursión a una laguna, tipo picnic, digamos, en el que matarían un cordero y un conejo para celebrar no se qué y en el que, esta criatura inconsciente, demostraría sus dotes natatorias. Mongolia es un país que no tiene costas, sólo ríos y lagunas, con el resultado total de que la inmensa mayoría de la población no sabe nadar , así que algunos traidores amigos me comprometieron de antemano y fuí invitada, a mi entender, sobretodo como una curiosidad extranjera y como objeto de diversión.

Cuando llegamos y miré la laguna me estremecí, sus oscuras aguas no presagiaban nada bueno, criada en Cuba, como soy, en el que las aguas del mar son transparentes, la idea de nadar en plena ceguera me inspiraba temor, no obstante, sacando fuerzas de la estupidez  que me caracteriza, me introduje en el agua.

Nadie me había advertido que la temperatura del agua rayaba con el punto de congelación así que después de pararme en la orilla llena de limo resbaloso y agua congelada, sólo la verguenza, la puta verguenza, me hizo lanzarme de cabeza a esa agua que podría estar infecta de seres prehistóricos, para salir lo más pronto posible del mal rato. Cuando me tiré se me paralizó el alma y todas las demás partes importantes del cuerpo así que con brazos como maderos nadé hasta el centro de la laguna, me detuve, lanzé un gritito entrecortado con la garganta ya cerrada y con la misma , a punto de morir, nadé hasta la orilla, en la que algún alma caritativa me cubrió con un par de mantas y en la que estuve temblando espasmódicamente durante un par de horas mientras contemplaba los preparativos  de la comelata.

La comelata consiste en lo siguiente, y esto va dirigido especialmente al blog de cocina recién creado:

Se toma un cordero pequeño, muerto, desde luego ,se recogen un montón de piedras de laguna infecta de seres prehistóricos, se hace una fogata y se colocan las piedras en la fogata, mientras usted se ríe a mandíbula batiente de la criatura extranjera que tiembla en la orilla, se toma un bidón de leche antiguo, como muestra la  foto:

  Se rellena de agua infecta de laguna, se introduce al animal cortado en trozos grandes , y a continuación, se van recogiendo las piedras, previamente puestas a calentar en la fogata y se van introduciendo en el bidón, con todo y cenizas, se toma una buen puñado de sal y se arroja con furia al agua que comienza a hervir.

Por último se toma una cebolla pelada pero entera y se arroja con igual furia dentro del bidón.

Se cierra el bidón, a presión, y producto del calor acumulado por las piedras, la carne se cocina en esa agua.

Al rato, con múltiples precauciones para irle sacando poco a poco la presión al bidón, cuya tapa podría salir volando y llevarle la cabeza al más cercano, se logra abrir el recipiente y sin más dilación, se empieza a servir en escudillas, el grasiento caldo que se utilizó en la cocción, para deleite de todos los presentes menos la extranjera que , casi recuperada, tomó un par de sorbos directamente de la escudilla, sin cuchara, como todos, para acabar de entrar en calor.

Luego se reparten pedazos de carne , de la cual comí un buen pedazito, a pesar del sabor.

A continuación se procede a la ceremonia de la suerte para el año que sigue, que consiste en extraer las piedras de la cántara y darle una a cada cual, piedra, que aunque sea pasándola de una mano a otra a puro grito, quema  como el fuego , pero que , según dicen, mientras más tiempo la sostengas, más suerte tendrás en el próximo año.

Esta cubana aguantó unos segundos y cuando vió que la quemazón iba en serio tiró la piedra y se dijo que mejor manos sanas que año bueno.

Hoy, en éste día , muchos años después y con la sabiduría que dan los años de saber que a lo largo de la vida a veces se sufre de años verdaderamente malos, quizás aguantaría un poco más, quizás preferiría quemarme un poco las manos con tal de que todos tengamos un buen año por venir.

Y con ésto y una lata de cerveza en la mano brindo por todos aquellos que quiero:

HAPPY NEW YEAR!