Katy.

Inspirada por  las fotos del gato y los comentarios al post De lo que vemos y lo que no de Homolibris , me gustaría compartir con ustedes ésta otra experiencia vinculada con animales que desconozco (aclaración: los únicos animales que conozco a fondo son los perros, eso no quita que adore a todos los demás con la excepción de las cucarachas , vacas, ratones y otros animales  afines o no).

Tuve una vecina que tenía un gato poderoso de nombre desconocido pero carácter fiero , lleno de pelos extraños, que se sentaba en la escalera de caracol que llevaba a la azotea de mi antigua casa en Cuba , únicamente para hacerme sentir como un trapo en mis propios terrenos.

Cada vez que intentaba subir a mi propia azotea tenía que llamar a la vecina para que llamara con mimos y regalos carnívoros a ese odioso monstruo que me humillaba públicamente: ¿cómo era posible que yo no pudiera lidiar con ese indecente gato?

 Intenté todo tipo de ofensivas: escoba por delante, gritos , órdenes militares, decisivo caminar escalones arriba, lanzamiento de objetos.. hasta traté de utilizar a mi perrita Linda, que se moría de terror por cualquier cosa.. pero todo resultó inútil, cuando aquella bestia sacaba las uñas, erizaba sus extraños pelos, enseñaba los dientes y bufaba, el valor se me reducía a una cosita muy chiquita y terminaba llamando a la vecina..

Pero no es de esa desgracia gatuna de quién quiero hablar. Además de criar a ese espantajo, ella le daba de comer a otro ser de la misma especie que vivía en la calle .En ocasiones, entraba por nuestra casa hasta alcanzar la de la vecina y cuando ésta se mudó.. nos quedó Katy.

Katy venía todos los días a pedir comida, que ,como cualquier imbécil que se precie, le dábamos. Con el tiempo se fué acostumbrando y echaba siestas en la casa.. hasta que le pusimos unos trapitos de cama..y empezó a echar barriga.. dice Mami: esa gata está embarazada, ¿ qué vamos a hacer con los gaticos? y habrá que ponerle nombre ..y le pusimos Katy.

La incógnita quedó en el aire por semanas y semanas, Katy engordaba cada día más..mi preocupación crecía a la par que su barriga.. mientras tanto mi hermano amenazaba con matarla, porque cada vez que le pasaba por el lado, la gata bufaba y le sacaba los dientes…yo la defendía diciendo que en casa en la que haya gatos no entran ratones…no sé de dónde saqué ese pedazo de sabiduría popular…

En fin, un día entró una rata en la casa por la escalera del frente y viéndose descubierta se refugió en el baño, ví la ocasión que ni pintada para sacar a colación nuestra arma secreta: Katy, así que le grité a mi hermano, enardecida: No te preocupessss, tenemos a Katyyyy.

La introduje en el baño y sonriéndo de oreja a oreja le dije a mi hermano: Ya verás… Pasaron unos cuantos minutos y no se oía ninguna batalla.. así que al final, armados de escobas y palos, entramos en el baño dando gritos, y cuál no fué nuestra sorpresa al descubrir a Katy  y a la rata, mirándonos espantados, muy pegaditos, refugiados en la  misma esquina de la ducha…

Mi hermano se bestializó y mató al ratón a palos, la gata se libró por unos pelos..pero todo fuera  en aras de su embarazo…

Mientras crecía el mal humor de mi hermano crecía la barriga de Katy, así que le procuré comodidades .. y en eso estábamos cuando Katy desapareció por unos días de casa y cuando apareció, estaba desinflada….corrieron rumores en la casa, entre mi mamá y yo, especulando dónde habría dejado a los gaticos…

Hasta que un buen día, ese animalito se durmió boca arriba… y descubrí, horrorizada, que un par de testículos, colgaban, sin rubor, de sus partes bajas…

El secreto lo mantuvimos durante meses, entre mi mamá y yo, hasta que un día Kato, que no Katy, se fué para siempre de nuestras vidas…