Libros contra plátanos.

 

  Leyendo estaba yo y muriéndome de la risa con el post «Cien por Cien Barro« en el blog de nuestro estimado amigo «El por qué de una mosca encerrada en un bote», cuando me acordé de aquella ocasión, cuando empezaba a vender libros en la Feria de Malecón, un mercado turístico al aire libre en el que se vendía cualquier cosa de artesanía y además libros de viejo, en que viene una señora mayor del mercado, con una mano de plátanos llenos de tierra y suciedad y me los pone, nada más y nada menos, que encima de un Quijote encuadernado en piel del siglo XIX, que tenía sobre una mesita en exposición.

Yo, que venía con la sonrisa en la cara a atenderla, quedé con la expresión congelada que se fue transformando de a poco en una de horror. Le digo, con toda la delicadeza del mundo:

-Señora, ¿Ud. sería tan amable de quitarme los plátanos de encima de mis libros?

Y me contesta la señora a viva voz:

-Bah, total, mis plátanos están más limpios que tus libros y yo los pongo donde me dé la gana.

-Señora, dije yo, como una santa, si Ud. no los quita los quito yo. Me está ensuciando mi Quijote.

-Mira, me dice gritando, si quieres llámame a la policía, qué tanta cosa con los libros, ni que fueran tuyos.

-Pues sí son míos, le dije,los libros, los estantes y todo lo demás, para eso le pago al Estado por vender en éste lugar.Y me quita los plátanos o le llamo a la policía.

-Ladronaaaaa, me grita,ladronaaaaaaaaaaa, seguro que le robas los libros  a los pobres viejos como yo y ya me voy, total, tus libros son una porqueríaaaaaaaaa.

Hasta ahí llegó mi paciencia, salí despedida a quitar los dichosos plátanos del libro cuando la señora los agarra a toda velocidad y sale caminando rápidamente, mientras me gritaba:

-Ladronaaaaaaaaaaa.

-Loca de mierdaaaaaaaaa, le contesté yo, ya descompuesta y gritando también, mientras le pasaba una mano temblorosa al Quijote para sacudirle los terrones.

-Asesinaaaaaaaaaaaa, me grita, mientras se aleja.

– Vieja comemierdaaaaaaaaaaaaaaa, le grité a mi vez, fuera de control completamente.

– Métete los libros por el culooooo,me contestó vociferando , un poco más lejos ya.

-Locaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, le grité frenética.

Y asi nos estuvimos diciendo lindezas por el estilo, hasta que ya casi ni oía su voz.

En ese momento, temblando de la ira, miré alrededor y me dí cuenta de que todos estaban mirándome.

Me callé la boca, corrí a esconderme parcialmente detrás de los estantes y me admiré de haber caído en semejante escena, me horroricé por mi destemplanza, mi falta de control y no obstante, mi última frase, antes de sentarme a vivir el resto de mi vida con el recuerdo de aquello, fué:

– A mí los Quijotes no me los toca nadie.

Y no me los tocan.

 

 

Mi bebé.

  Hace un año empecé este blog y ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en los últimos años, de pronto, gracias a la sugerencia de mi prima Ade, me ví escribiendo mis primeros posts, tímidamente, pasando luego a la ansiedad terrible de ver si era aceptado y luego a una enorme etapa de disfrute , que me dura hasta hoy y no por lo que haya escrito o dejado de escribir si no por las maravillosas y lindas personas, seres leyentes y pensantes, algo tan escaso en el medio en que me muevo, que con sus comentarios, sus posts, sus envíos de libros, me han hecho tan, pero tan feliz. No voy a mecionar nombres, porque ya lo he hecho en otras ocasiones y a todos los tengo presentes, pero que sepan que son la maravilla de mi vida.

Ayer me decía Claudio que le habían dicho en la escuela que los platanos y  el brócoli te dan 15 minutos de vida.

Eso me dejó atónita momentáneamente, pero inmediatamente mi imaginación, que estaba casi muerta y enterrada por la existencia que llevo, empezó a sonar alarmas y allá me ví yo imaginando la sala de urgencias de un hospital en donde un grupo de médicos y enfermeras tratan de prolongar la vida de un viejo moribundo, gritando, como quien pide un escalpelo:

– Otro plátanooooo!!

A continuación, gritan enardecidos:

– CLEARRRR!! Mientras aplican un choque eléctrico al moribundo.

Se oyen los gritos de las enfermeras: Traigan más brócoliiiiii.

Otro grupo se agita corriendo a la farmacia-frutería en busca de brócolis y plátanos de repuesto.

El paciente no responde, otra vez: MEDIO PLÁTANO , AHORAAAAA!!!!

Una enfermera trata de introducir infructuosamente el plátano en la boca del paciente, éste cierra la boca en medio de las convulsiones, suelta un alarido la enfermera: BRÓCOLIIII.

Le alcanzan brócoli y trata de hacer que el paciente lo trague, otros gritan: SE NOS VAA!!!

Se acerca el médico de nuevo y suelta un alarido: CLEARRRRR!! OTRO CHOQUE ELÉCTRICO SACUDE AL PACIENTE QUE ESCUPE EL PEDAZO DE BRÓCOLI QUE TENÍA ATRAGANTADO Y QUE, AL SALIR DESPEDIDO, GOLPEA AL MÉDICO EN LA FRENTE  QUE CAE DESVANECIDO MIENTRAS LAS ENFERMERAS GRITAN, ESTA VEZ PARA SALVAR AL MÉDICO:

– PLÁTANOSSSSSSSSSS!!!!.

Así seguí por un tiempo, muerta de risa, este delirio de loca, hasta que de pronto me dí cuenta de que mi blog está moribundo también, que ya casi ni respira y que no puedo encontrar dentro de mí, que ando agotada, el plátano que lo salve.

Y me callé. Y se me acabó la risa.

Pero luego la sonrisa me volvió, porque el blog puede que esté moribundo, pero no muerto y por ahora, al menos tenemos los plátanos para prolongarle la vida.

Un abrazo muy fuerte a todos, blogueros del alma mía.