Leyendo ahora la entrada del taxista escritor me acordé de la última vez que me quise deprimir.
Tenía todos los ingredientes preparados para deprimirme : hacía una semana que me habían despedido del trabajo en el restaurante cubano de Barcelona, no tenía dinero para pagar el alquiler, vivía rodeada de la peste que desprendía el tasajo que colgaba en la cocina (era la misma dueña del restaurante la que me había alquilado ese indecente lugar a precio de apartamento) , tenía mal de amores, estaba enferma con terribles dolores por una endometriosis pélvica y tenía nostalgia de Cuba.
Así que procedí a deprimirme, escribí una nota dramática amenazando con matarme al ex- amor de mi vida, me tumbé en la cama a mirar el ventilador girar y girar sin echar ningún fresco mientras inhalaba profundamente la peste del tasajo y para terminar, decidí no bañarme para sentirme peor todavía.
Mientras tanto planificaba que con las míseras pesetas que me quedaban podría irme a otra ciudad y dedicarme a ser un sin-hogar más, pidiendo por las calles y durmiendo sobre periódicos viejos.
Con un cartel que dijera:
CUBANA SIN TRABAJO
SOLA Y ENFERMA
NECESITA ALLUDA.
La falta de ortografía la había observado antes en varios carteles de mendigos y pensé que quedaría bien.
El procedimiento dió resultado durante 3 días en los que lloré mis miserias , no comí, me tuve toda la lástima del mundo , me miraba en el espejo para regodearme en lo flaca y desnutrida que lucía y me iba a la cocina a oler más de cerca los tasajos y asquearme ante la vista de esos pedazos de carne seca y salada colgados de una cuerda.
Y cuando ya estaba a punto de declararme deprimida profesional …. me aburrí.
Me aburrí soberanamente de tanta blandenguería, del tasajo, de estar encerrada, de no bañarme y de tenerme lástima.
Así que salí a la calle a recuperar mi trabajo a como fuera y buscar luego un nuevo lugar donde vivir.
Cuando al cuarto día, por fin, fué el ex-amor de mi vida a verme , ya la deprimida no estaba deprimida ni estaba en casa muriendo. A luchar por la vida. Que carajo.
Mejor estar encabronada que deprimida, me dije.
Y hasta el día de hoy soy una deprimida frustrada.
Qué deprimente!.