Sentí tremendo alivio cuando Claudio, lleno de alegría, me dijo el otro día , consolándome, que yo no era vieja todavía, que se era viejo a partir de los 50. Sacamos la cuenta y me queda un año y 5 meses de juventud.

Por tanto es hora de mandarse a correr y tener todo listo para convertirme en vieja al minuto de cumplir los 50. Confeccioné un manual con todos los pasos necesarios para conseguir la decrepitud en tiempo record:

Con ese objetivo tendré que sacar cita con un cirujano plástico para que me añada unos 20 años de arrugas, empezaré a fumar 10 cajetillas al día de Malboro, trabajaré unas 16 horas diarias todos los días, sin vacaciones, en el tiempo que no esté fumando un cigarro detrás del otro, me expondré al Sol mucho más tiempo que hasta ahora, dejaré de echarme cremas para la piel, para que se me caigan las tiras de  pellejo seco, como escamas, dejaré de teñirme el pelo y me lo cortaré de forma desigual, de forma que parezca que se me está cayendo a montones.

Me dejaré caer de rodillas varias veces hasta que termine casi inválida del dolor en las rodillas, inclinaré aún mas la cabeza para que se me acabe de desarrollar la pelota que me está saliendo en la cervical, caminaré muy lento, con cuidado de no caerme de nuevo (después de las primeras caídas intencionales), empezaré a tomarme 5 litros de cerveza diaria, de forma que al día siguiente me tiemblen las manos espasmódicamente y apenas si pueda levantarme y por último, me compraré unas batas de andar por la casa y las usaré para trabajar.

Si con todo esto no consigo hacerme una vieja de 120 años en un par de meses, lo más probable es que me mate, así que es mejor esperar a ver lo que sucede primero.

Advertencia: este manual no se debe dejar al alcance de personas de cuarenta y pico de años.

Efectos secundarios: puede ser peligroso leer el manual si se está sólo. En caso de cualquier síntoma extraño, acuda inmediatamente al médico.