Y aunque a menudo
inclino la cabeza
vencida
vencida
por ese gigante
que se parece a la vida
y aunque a veces
lloro lágrimas viejas
mientras arrastro mi cuerpo roto
por el camino sin fin de la ilusión,
y aunque mis ojos
puertas tristes
en ocasiones
dejen entrar la locura del mundo
en mi alma,
ni por un instante
Padre
ni por un momento
apartes de mí éste cáliz.
Para ti, Ale, Bibliobulímica, almita linda. Por tus comentarios.