Hace 300 años atrás, cuando yo era negra y trabajaba como esclava en un restaurante cubano en el Barrio Gótico de Barcelona, una noche se me apareció mi Ángel, decía que iba a viajar a Cuba y que si quería enviar algo con ella.
Mi Ángel tiene el pelo rizado, los ojos de mil colores, es bajita ( es un ángel mujer), de grandes tetas , pocas nalgas y habla castellano y catalán.
Mi Ángel fué a Cuba, por enésima vez, conoció a mi familia y me trajo fotos de ellos y noticias, en ese entonces vivía yo, después de liberarme de los tasajos asesinos, en un apartamento que rentaba un libanés que no se lavaba los dientes y me prohibía usar la calefacción. Entonces venía mi Ángel en compañia de otro ser llamado Pedro y me sacaban de los hielos eternos para comer en cualquier lugar cercano . Así fué cómo mi Ángel y yo nos empezamos a querer.
Desde ese entonces, hace 300 años atrás, el corazón de mi Ángel fué traicionado por muchísimos cubanos que la confundieron con una billetera , ha pasado por miles de dificultades y sufrimientos ocasionados por humanos que no saben, no saben, quién és.
Mi Ángel hoy en día sigue viviendo cerca de Barcelona, anda entre los humanos como cualquier persona normal, porque su destino no es ser reconocida allá donde vive, a pesar de que las autoridades cubanas de inmigración bien que la conocen.
Mí Ángel a veces se deprime, porque envejece y la vida se hace cada vez más dura para los ángeles que se atreven a pasar por humanos y comparten nuestras necesidades y vidas mediocres.
Yo nunca he podido pagarle a mi Ángel lo que ha hecho por mí y nunca podré. Es por eso que és mi Ángel.
Pero sí que, desde hace 300 años atrás, le devuelvo amor con amor, cariño con cariño, querer con querer, porque a fin de cuentas, el Amor, sólo con Amor se paga.
Para Isabel García Martinez, gestora en Barcelona a tiempo parcial y ángel a tiempo completo.
Te quiero.