Inspirada por el último post de Homolibris sobre una autora rusa, quiero hacer una breve descripción de mis libros preferidos cuando era muy jovencita. Cuando digo que la literatura soviética fué nuestra principal fuente de libros durante muchos, demasiados años no hablo en vano, veamos:
Mi libro de cabecera:» Zoía y Shura», escrito por la madre, trata de la trágica y heroica vida de los hermanos , especialmente de Zoía Kosmodemianskaya, cuando uno aprende a decir Kosmodemianskaya como si dijera cualquier cosa y recuerda ese apellido al cabo de casi 40 años, es evidente que me jodieron para toda la vida.
Mi otro libro de cabecera: «Contra todas las banderas», el autor es Antón Semionovich Makarenko, un maestro que se enfrenta con su peculiar pedagogía a un grupo de delincuentes juveniles y consigue educarlos. Este autor escribió un libro de pedagogía que inspiró tanto a los responsables de la educación en Cuba, que a los maestros jovencitos que formaron en 6 meses para educar a los niños como yo, les llamaban Makarenkos. Sin comentarios. A una makarenka de ésas mi hermano le arrancó los botones de la blusa en un arranque de furia.
Mi otro libro preferido: «La cuarta altura», sobre la infancia y juventud de otra heroica rubita soviética que se crece contra todas la dificultades hasta que termina siendo también eliminada en la Segunda Guerra Mundial, como Zoía y Shura, Heroes de la Unión Soviética, post-mortem.
Y por último un libro que trataba sobre los heroicos atletas soviéticos, campeones olímpicos, como Larissa Latínina, esquiadora, Vlasov, un levantador de pesas y otros más, todos heroicos campeones de la Unión Soviética.
Así que cuando estaba entrando en mi adolescencia quise superar la cuarta y la quinta altura, ser matada en la guerra, convertirme en maestra o en levantadora de pesas y dar mi vida por la patria.
Amén de que además de todo eso tenía que gritar en la escuela:
Pioneros por el comunismo, Seremos como el Ché.
Y cantábamos mientras íbamos por la calle, en formación y marchando:
Viet-Nam, Viet-Nammmmmmmm, tierra inmortal, Viet-Nam, Viet-Nammmmm, tierra inmortal, todos queremos que en la batalla tu venzas sobre la esclavitud, la esclavitud, el yanqui quiere exterminarte, pero eso nunca lo logrará, lo logrará…..
Suerte que eso fué después de nacer yo, que si no mi mamá me pone de nombre Svletana Kosmodemianskaya.
Estoy jodía.





