La justicia.

La justicia no existe como ley natural, nada de lo que nos rodea obecede a las leyes de la justicia, ni la vida ni la muerte tienen nada que ver con ella, ni el mundo natural se rige por sus leyes, ni nada más.

En el mundo real se vive la ley del más fuerte, del más poderoso, el animal más fuerte es el que sobrevive , el que se lleva a la hembra , el que siembra su simiente para perpetuar la especie, el más inteligente sobresale sobre el bruto, el más bello obtiene más, el más alto, el más macho y la más hembra logran imponerse sobre los menos afortunados desde que el mundo es mundo. También se le llama a eso evolución.

La justicia es un ley puramente humana, nacida de la bondad de corazón, que es una característica humana, el resto de los animales, algunas especies, son capaces de ser leales, de ser fieles, de sentir amor, pero no conocen la justicia.

Porque la justicia no es más que una abstracción del mundo ,no como es ,si no como debiera ser  según los ideales de unos cuantos humanos que decidieron luchar contra el dolor de contemplar a la sociedad que se estaba creando, comportarse a la deriva, según los intereses de cada cual.

La justicia tiene partes escritas, la justicia criminal, la civil, la familiar…que tiene tantas variantes como intérpretes .

Pero hay otra justicia, la nacida de los sentimientos, de la bondad, del tratar de defender al menos favorecido, del amor a los demás que de acuerdo a como cada uno la lleve dentro, a veces muere completamente, a veces agoniza de tanto roce con el mundo, a veces aparece recien nacida, con un brillo que ennoblece a la persona y a lo largo de la vida se desgasta y desgasta hasta convertirse en una mínima tela que separa al humano del animal.

Hay días en que uno quiere asesinar a la justicia, sin darnos cuenta que nunca existió. Que es sólo un sueño.

Que  es la antítesis de las leyes naturales, es el afán de luchar, con el alma rota, en contra de todo lo que no debiera ser, pero es.

Que está solo en nuestros corazones, como un pequeño tesoro, para gastarnos la vida en su  honor y poder, algunas noches, cerrar los ojos ..

y dormir.

Y todo esto lo escribo para reconciliarme con la parte de humanidad que hoy , en forma de dos personas llamadas también seres humanos, me robaron el costo del viaje en mi taxi y mi monedero además.

Sólo para poder poner la cabeza en la almohada esta noche y quizás llorar por la impotencia, pero no por mi falta de humanidad.

Me desordeno, amor, me desordeno.

Para alegrar el ambiente, acá les traigo una poesía que es un clásico en Cuba y cuyo título se usa en el lenguaje cotidiano, de tanto que llegó a calar en nuestro día a día, a la autora la conocí una vez que visité su casa, allá en el siglo pasado, en su Matanzas natal , sus poemas se han publicado en Cuba muchas veces y éste en particular es una maravilla de la poesía erótica que te deja con la sonrisa en los labios:

Me desordeno, amor, me desordeno

cuando voy en tu boca, demorada,

y casi sin por qué, casi sin nada,

te toco con la punta de mi seno.

 

Te toco con la punta de mi seno

y con mi soledad desamparada,

y acaso sin estar enamorada,

me desordeno, amor, me desordeno.

 

Y mi suerte de fruta respetada

arde en tu mano lúbrica y turbada

como una mal promesa de veneno,

 

Y aunque quiero besarte arrodillada,

cuando voy en tu boca, demorada,

me desordeno, amor, me desordeno.

En éste enlace pueden leer más poesías de Carilda.

Que las disfruten.

Perro a solas.

Se le pierde el alma

cuando ve que su ser humano

vuelve a irse otra vez

cerrándolo al mundo

con una  puerta.

No es más que el viejo dolor.

 

Busca el olor que le calma

y se echa

apoyando la cabeza como tantas veces

sobre el zapato

mordisqueando una esquina

comiendo soledad.

 

Marley and Me

Terminé de leer Marley y Yo, la historia de una pareja que adopta a un perro completamente loco pero leal a toda prueba llamado Marley. El libro tiene muchos momentos jocosos cuando va narrando las nuevas aventuras y destrozos de Marley en el hogar que van creando a medida que la pareja va teniendo hijos. Es una historia real, el autor John Grogan existe y es periodista de un importante periódico. El libro tuvo tanto éxito que se hizo una película con el mismo título. La película , al ser un medio visual alcanza grados de comedia divinos con las travesuras del perro, el trailer lo pueden ver en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=AoIJ6-5uYW4

Es un libro fácil de leer, entretenido y que te llega al corazón a menudo..

Cuando ví la película lloré tanto al final, y digó lloré a moco tendido, con hipidos y todo, que me tomó como 15 minutos recuperarme para poder salir del cine, con el libro también lloré, aunque silenciosamente, y es que tengo tantas penas por dentro relacionadas con los perros que he tenido y también hicieron especial mi vida…

Zoía Kosmodemianskaya.

Inspirada por el último post de Homolibris sobre una autora rusa, quiero hacer una breve descripción de mis libros preferidos cuando era muy jovencita.  Cuando digo que la literatura soviética fué nuestra principal fuente de libros durante muchos, demasiados años no hablo en vano, veamos:

Mi libro de cabecera:» Zoía y Shura», escrito por la madre, trata de la trágica y heroica vida de los hermanos , especialmente de Zoía Kosmodemianskaya, cuando uno aprende a decir Kosmodemianskaya como si dijera cualquier cosa y recuerda ese apellido al cabo de casi 40 años, es evidente que me jodieron para toda la vida.

makarenkoMi otro libro de cabecera: «Contra todas las banderas», el autor es  Antón Semionovich Makarenko, un maestro que se enfrenta con su peculiar pedagogía a un grupo de delincuentes juveniles y consigue educarlos. Este autor escribió un libro de pedagogía que inspiró tanto a los responsables de la educación en Cuba, que a los maestros jovencitos que formaron en 6 meses para educar a los niños como yo, les llamaban Makarenkos. Sin comentarios. A una makarenka de ésas mi hermano le arrancó los botones de la blusa en un arranque de furia.

Mi otro libro preferido: «La cuarta altura», sobre la infancia y juventud de otra heroica rubita soviética que se crece contra todas la dificultades hasta que termina siendo también eliminada en la Segunda Guerra Mundial, como Zoía y Shura, Heroes de la Unión Soviética, post-mortem.

Y por último un libro que trataba sobre los heroicos atletas soviéticos, campeones olímpicos, como Larissa Latínina, esquiadora, Vlasov, un levantador de pesas y otros más, todos heroicos campeones de la Unión Soviética.

Así que cuando estaba entrando en mi adolescencia quise superar la cuarta y la quinta altura, ser matada en la guerra, convertirme en maestra o en levantadora de pesas y dar mi vida por la patria.

Amén de que además de todo eso tenía que gritar en la escuela:

Pioneros por el comunismo, Seremos como el Ché.

Y cantábamos mientras íbamos por la calle, en formación y marchando:

Viet-Nam, Viet-Nammmmmmmm, tierra inmortal, Viet-Nam, Viet-Nammmmm, tierra inmortal, todos queremos que en la batalla tu venzas sobre la esclavitud, la esclavitud, el yanqui quiere exterminarte, pero eso nunca lo logrará, lo logrará…..

Suerte que eso fué después de nacer yo, que si no mi mamá me pone de nombre Svletana Kosmodemianskaya.

Estoy jodía.

Nunca fui Primera Dama.

nunca fui primera damaTerminé de leer «Nunca fuí Primera Dama», de Wendy Guerra. Dice la contraportada de la autora cubana:

Aúna autobiografía y ficción en una novela deslumbrante, emotiva, que rebosa libertad, ironía, sentido del humor y ternura.

El libro trata en esencia de como se entralazan  las vidas de tres mujeres de generaciones diferentes, una de ellas todo un símbolo de la Cuba revolucionaria: Celia Sanchez Manduley  , quién se hace cargo , en cierta forma ,de Albis Torres al principio de la Revolución, porque los padres de éste interesante personaje habían abandonado el país huyendo de Castro y sus reformas, mientras que ella y su hermana, imbuídas de ideas revolucionarias en plena adolescencia, prefirieron quedarse. Albis Torres entra entonces en cierta forma en la cúpula del poder en Cuba y conoce a los más altos miembros de la dirigencia, su talento para pintar y escribir hace que la dirijan a tener un programa de radio desde el que se hizo muy conocida y se casa al tiempo con el que sería un famosísimo director de cine en Cuba y tienen a Nadia Guerra. Pero Albis, cuando la niña era aún muy pequeñita, abandona el país y deja al padre a cargo de la crianza de la niña.

Nadia es el hilo conductor del libro, al comienzo es expulsada del programa de radio que conducía de madrugada, siguiendo la huellas de su madre y es  la que, viéndose libre,  en su afán de encontrarse a sí misma y de encontrar a su madre, desaparecida en el mundo, sin noticias de ella desde que la dejó, viaja a muchos lugares recopilando información sobre el pasado de su madre y va tratando de conocerla entrevistándose con personas que puedan decirle algo sobre ella o su paradero.

La narración salta entre algunos capítulos en los que ella habla como si estuviera en un programa de radio, otros que son cartas que le escriben, el ritmo es un poco extraño e inusual debido a éso, pero se lee rápidamente. Tiene momentos de humor muy buenos y otros en que la prosa se deja querer de ésta manera:

Palabra de esquimal.

Por tí dejaré la nieve y esquiaré en la arena, no escribiré grafitis sobre el hielo, tendré acento de occidente y ropas de verano, mis dientes no ablandarán otra piel que la tuya, mi olor se diluye en tu lavanda limpia; así como el esturión pierde el caviar perderé mi nombre, olvidaré el rito del iglú, la mujer y la presa, miraré el deshielo como agua de mi sexo, no regalaré al extraño lo que es tuyo al final de la noche, quedaré en tu cama toreando al fuego, borraré de mi boca el cebo y el pescado, dejaré en libertad los perros del trineo, intentaré olvidar el exilio del hielo, invernaremos juntos mientras duela el invierno.

Aunque no es una lectura común, y no siempre alcanza un ritmo atrayente, la calidad de la prosa maravilla y el sentido del humor relaja, es un libro triste, en esencia y pasan cosas sorprendentes al final, lo que no está nada mal para el lector.

 

 

 

Te amaré.

 Sostuve  la cerveza  en mi mano y me detuve a contemplar el segundo que se iba con el pedacito de vida  que no puedo retener, porque cada segundo que respiro, pienso, soy yo, me creo viva, me siento en esta computadora a escribir un blog, cada segundo que pasa es mi pasado, el principio de ésta entrada que escribo ya es parte de mi pasado, es parte de lo que fuí hace 5 segundos atrás.
Y por mucho que intentan correr mis dedos en el teclado para atrapar el momento trascendental en que pienso que estoy viva, ya pasó.
Y se llevó con él toda mi vida.
Porque toda mi vida es pasado.
Todas las vidas de todos nosotros son pasado, algo que nos sucedió un tiempo atrás, puede que sea un milisegundo o una vida entera, pero ya todo aquello que constituye nuestra vida pasó, irremediablemente.

¿De qué estamos hechos si no de recuerdos? ¿ Qué somos si no lo que fuimos? ¿De cual presente hablamos cuando decimos ahora?

¿De cual sentimiento hablo cuando digo que amo? Porque el amor que siento no lo siento, lo sentí.

Hace un segundo.

Pero contra toda la ciencia, contra los cronómetros que marcan nuestra vida, contra mis propias creencias, contra todo lo que acabo de decir, contra  mi vil y humana estructura mortal, contra la enfermedad que  pueda terminar mi vida en éste instante, tengo que decir que te amo, ahora y para siempre, aunque yo no exista, aunque el mundo se acabe, aunque no haya dioses, aunque los haya, aunque me muera en el próximo segundo o aunque no…

Te amo en presente, en pasado y mi yo inmaterial te amará en el futuro.

Aunque no existan los espíritus, aunque no existan los fantasmas, aunque todo lo que soy muera con mi cerebro material, en tu cerebro , en tu alma, en tu cuerpo estaré, hasta que con tu cuerpo muera lo que fuí.

Y aún entonces

                             te amaré.

Miedo a la poesía.

No hay que tenerle miedo a la poesía, porque, de hecho, todos la usamos a diario.

Cuando has dicho alguna vez: me siento triste, estás haciendo poesía, porque a fin de cuentas, ¿qué es la tristeza, cómo la puedes definir o calificar? La tristeza es un sentimiento, y como cualquier otro sentimiento no se puede cuantificar, no se suma ni resta, se siente. Así, cuando dices: estoy muy triste, ¿de cuánta tristeza estamos hablando, exactamente?, estamos ante un sentimiento que sólo tu puedes calificar en su intensidad, porque eres tú la única persona que podría hacerlo.. La poesía no es más que tratar de convertir esos sentimientos en palabras, para transmitir a otros lo que pudiste sentir…y como cada persona siente diferente, las palabras que escogerá puede que sean propias o que decida usar la misma manera de decir que se ha usado siempre.

Así, todos decimos a diario o leémos, éstas frases poéticas:

– hace un calor que mata, sentí un alivio inmenso, lo inundó la alegría, una noche negra como boca de lobo, me hirió profundamente, te amo como a mi vida, sus ojos brillaban como el Sol…..

La diferencia está en que si el poeta o el pretendiente a poeta, como yo, usa otra forma de decir, que no habías oído antes ,ya parece que no entiendes, porque no es tu lenguaje cotidiano..

Llegaste en el tiempo de cenizas

en la seca de flores y partos

Llegaste, entonces, cuando sólo quedaban cenizas en mí y no fuego, cuando ya no había flores ni nacimientos, cuando todo estaba muerto dentro de mi alma…

y no te quise…

No tengan miedo de comentar la poesía si desean hacerlo, si sintieron algo con ella, si te transmitió algún sentimiento.. si no sientes nada cuando terminas de leer, entonces , sencillamente, es una mala poesía y no es culpa del lector…

Café tibio, sin nubes.

Si pudiera protegernos

si pudiera tender una sábana

sobre todas éstas historias.

Me gusta pensar que a mis huesos

no sólo les queda la inercia

la terquedad de salir al mundo

sin sangre visible

y que podría hallar a la vuelta de la cama

tus puertas cantándole a mi sexo emigrante.

Me gusta ofrecerte la calma de mi espalda

pensar no vendrá la muerte

                                                        de tos seca

a quebrar mi salud

de no estar abonada a la tristeza.

Si el querer decir creciera hasta el yo digo

y olvidara el oficio de derrumbarse….

Estoy cansada

de custodiar al último corazón.

Cuando termine de escribir

me sentaré

a beber un café tibio

                                    sin nubes.

Este poemita lo rescaté, con algunas variaciones, del baúl de los recuerdos, inspirada por el blog sobre la presencia de el café en la literatura cubana, de Ade (Mi Librería).